– A esta señal los cristianos atacaron y los musulmanes, confusos, si líder y viéndose perdidos, decidieron darse a la muerte. Vendaron los ojos a los caballos y al galope se precipitaron al vacío. Dicen que para la noche de San Juan se escuchan allí relinchos y gritos desesperados: los de las almas de aquellos soldados moros.
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