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Festividad de San Juán

El 24 de junio se hace una gran hoguera en la plaza nueva del pueblo, también se le llama la fiesta de la sardina.

Historia- Dicen que el rey moro sometía a sus súbditos a constantes abusos y que para satisfacer sus caprichos exigía que se le entregaran las jóvenes vírgenes más hermosas de la zona. Así fue hasta que una joven de la vecina aldea de Buera tomó la iniciativa: Ella sola penetraría en el castillo y a una señal suya desde la torre más alta, los cristianos atacarían y vencerían sin dificultad.

- Aunque parecía una locura, nadie pudo persuadir a la muchacha para que abandonase. Al caer la noche se vistió con sus prendas más sutiles, recogió sus largos cabellos rubios con una afilada peineta y se presentó en el castillo para ofrecerse al rey, quien no tardó en abandonarse al vino y a la belleza de la chica. Ella se soltó el pelo y cuando el rey cayó tendido a su hermosura, le hundió su peineta en el corazón. Con su propia espada le cortó la cabeza y la sacó por la ventana.

– A esta señal los cristianos atacaron y los musulmanes, confusos, si líder y viéndose perdidos, decidieron darse a la muerte. Vendaron los ojos a los caballos y al galope se precipitaron al vacío. Dicen que para la noche de San Juan se escuchan allí relinchos y gritos desesperados: los de las almas de aquellos soldados moros.

1.- Dicen que el rey moro sometía a sus súbditos a constantes abusos y que para satisfacer sus caprichos exigía que se le entregaran las jóvenes vírgenes más hermosas de la zona. Así fue hasta que una joven de la vecina aldea de Buera tomó la iniciativa: Ella sola penetraría en el castillo y a una señal suya desde la torre más alta, los cristianos atacarían y vencerían sin dificultad.

2.- Aunque parecía una locura, nadie pudo persuadir a la muchacha para que abandonase. Al caer la noche se vistió con sus prendas más sutiles, recogió sus largos cabellos rubios con una afilada peineta y se presentó en el castillo para ofrecerse al rey, quien no tardó en abandonarse al vino y a la belleza de la chica. Ella se soltó el pelo y cuando el rey cayó tendido a su hermosura, le hundió su peineta en el corazón. Con su propia espada le cortó la cabeza y la sacó por la ventana.

3.- A esta señal los cristianos atacaron y los musulmanes, confusos, si líder y viéndose perdidos, decidieron darse a la muerte. Vendaron los ojos a los caballos y al galope se precipitaron al vacío. Dicen que para la noche de San Juan se escuchan allí relinchos y gritos desesperados: los de las almas de aquellos soldados moros.

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