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Qué ver en Alquézar

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Qué ver en Alquézar

Iglesia San Miguel Arcangel

En uno de los extremos de la localidad se encuentra la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Sobre un templo anterior, que fue derribado, se comenzó a construir el actual en 1681 y finalizado en 1708.

Es una obra de carácter popular en la que llama poderosamente la atención la robustez y sobriedad del exterior, así como el armonioso juego de volúmenes y tejadillos, lo que dificulta adivinar que se trata de un edificio barroco. Por el contrario, el interior de la nave cubierta con bóveda de cañón y lunetos sí que se ajusta a dicho estilo artístico. La práctica totalidad de los retablos y otros objetos litúrgicos que poseía fueron destruidos en la Guerra Civil española, lo que explica la escasa decoración interior. Tan sólo pudo conservarse la parte superior del gran retablo mayor de estilo barroco.

Ermita de San Gregorio

Edificio compuesto por la ermita, por la llamada “casa del ermitaño”, adosada al muro de cabecera, y por unos restos constructivos, que probablemente fueron dependencias auxiliares para uso del santero o de los romeros.
La ermita está construida en mampuesto con refuerzo de piedra en las esquinas, tiene planta rectangular y se halla cubierta por teja árabe a dos vertientes sobre alero de ladrillo.
Sobre el hastial oeste hay una espadaña de ladrillo, de un solo hueco en arco de medio punto que arranca de imposta.
La puerta se encuentra en el costado sur. El vano es un arco de medio punto con rosca de ladrillo. En este mismo lado hay cuatro contrafuertes, anchos y de considerable talud que están dispuestos a ambos lados de la puerta y en las esquinas de la fachada.
El interior está dividido en tres tramos por arcos fajones sobre pilastras. Se halla cubierto por bóveda de cañón realizada con losas dispuestas de canto. Los arcos son de ladrillo, mientras que en las pilastras se intercambian hiladas de piedra con otras de ladrillo. Toda la superficie de los paramentos ha sido repicada recientemente.

Ermita de nuestra señora de las nieves

La capilla ocupa el espacio disponible entre las dos casas laterales; por eso su planta es muy alargada e irregular. Es de una sola nave de tres tramos cubierta con bóveda de crucería estrellada, en la que se conserva un pequeño retablo formado por fragmentos de otros ya desaparecidos, tanto renacentistas como barrocos.

Su fachada fue edificada por maestros canteros del siglo XVII siguiendo modelos de la arquitectura religiosa popular. En ella se abre una ventana en arco de medio punto y la puerta de ingreso cobijada por otro también de medio punto. El frente está coronado por una espadaña de época posterior.

Ermita de San Antón

Se halla al sur de la población a sus afueras a unos 400 m. a la derecha de la carretera. Está ubicada delante de la ermita de San Antón.
Consta de una base compuesta de dos bloques escalonados que sustentan una alta columna coronada por una cruz de hierro.

Escultura y mirador «La sonrisa del viento»

Se localiza en el mirador del mismo nombre al pie de la carretera que viene de Huesca. Desde este mirador obtenemos una primera visión panorámica de la monumental villa de Alquézar y del último tramo del profundo cañón del río Vero, antes de que sus aguas, tras abandonar la Sierra de Guara, se adentren en las fértiles y dulces tierras de los somontanos.
El escultor Gabriel realiza esta obra que, a modo de mirador, sirve para realizar una interpretación del paisaje. Su escultura “La sonrisa del viento” hace un guiño al “minimal art”. La escultura se realizó en el año 1990 en un encuentro de escultores al aire libre que dejó otros testimonios artísticos en el casco urbano de la localidad.

Plaza Rafael Ayerbe

En el corazón de la villa de Alquézar se encuentra la antigua plaza Mayor, hoy llamada de Mosén Rafael Ayerbe. Este ilustre personaje ejerció de sacerdote en Alquézar a principios del siglo XX y fue capaz de crear un nuevo injerto de almendro mejor adaptado a las condiciones climáticas de la zona. De dicho árbol se obtiene una variedad de almendra llamada largueta o desmayo.

Se trata de una hermosa y recoleta plaza porticada bajo cuyos soportales, unos con arcos de medio punto y otros adintelados, se situaban los comerciantes y artesanos que vendían sus productos venidos de las tierras llanas y de las montañas.

Alquézar llegó a contar con el privilegio de celebrar un mercado semanal y una feria anual desde 1528, año en el que Carlos V aprobó esta concesión a la villa. Tal hecho permitió que Alquézar iniciara una nueva etapa de esplendor y florecimiento.

Portalón Gótico

La villa de Alquézar contó en sus orígenes con tres puertas que daban acceso al interior del recinto urbano pero, de todas ellas, sólo se conserva este bello portalón gótico. Mientras que en uno de sus extremos fue levantado un arco de medio punto, en el otro frente se optó por un arco apuntado y coronado por el escudo de la villa, formado por tres torres de un solo castillo que recuerda el origen militar de la localidad.

Bajo el paso cubierto existe uno de los escudos más antiguos conservados en Alquézar, pues posee una moldura de traza gótica y carece de elementos decorativos. En él pueden verse las barras de Aragón, un león rampante y, curiosamente, la concha junto al báculo de peregrino.

Dado que Alquézar fue durante varios siglos un importante centro comercial, se cobraba impuestos a los mercaderes que deseaban vender sus productos en la plaza porticada. Para evitar su entrada durante la noche se cerraban todas las puertas que daban acceso al pueblo.

Fuente de Monchirigüel

Después de atravesar la plaza Mayor y continuar por la calle de la Iglesia, debemos tomar la primera calle a la izquierda, por la que se accede a la fuente de Monchirigüel tras descender por unas escaleras de piedra.

Se trata de una fuente construida en el siglo XVI que, con elementos decorativos renacentistas, ostenta el escudo de la villa de Alquézar. Desde este lugar puede disfrutarse de una espectacular imagen de la Colegiata, encaramada a la peña calcárea y desafiando el vacío que se abre a sus pies.

Plaza Cruz de Buil

Al final de la calle de la Iglesia, donde también confluyen otras dos calles, se encuentra la plaza Cruz de Buil. Por ella se accede al recinto amurallado del castillo-colegiata a través de una puerta blasonada construida entre los siglos XV y XVI. Desde los orígenes de la fortaleza, este lugar siempre fue el único punto de penetración al castillo, ya que el resto está rodeado por las verticales paredes de la roca calcárea.

Callizos

Los callizos son un elemento muy típico de las calles de Alquezar. Estos espacios se construyeron para facilitar la comunicación entre las calles y ejercer una función de ventilador natural, ya que el aire que se canaliza por estos espacios ayuda a refrigerar las calles.
En altura se aprovechaban para construir habitaciones voladas y así aprovechar al máximo el espacio reducido que tenía Alquézar como pueblo cerrado.
Cuenta una leyenda que hasta el siglo XVII se podía atravesar el pueblo de una punta a otra sin necesidad de pisar el suelo por medio de los tejados de estos pasadizos.
También sirven para guardar cosas que no caben en las casas, como las largas escaleras de coger olivas.

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